ENTAMU

El último año del siglo XIX, vio la llegada de mi abuela a la vida, en el humilde y pescador barrio de Sabugo; vio la llegada de mi abuelo, que con su familia mirandina, desembarcó en el puerto de Santander, trasladándose a la Calle Nueva de Avilés. Llegaron a bordo del barco Alfonso XIII, procedentes de Santa Clara (Cuba), él apenas tenía tres años, sus padres no habían ido a hacer la Habana, habían ido de criados de unos señores de Galiana, y regresaron con cuatro reales, con los que abrieron el bar Casa la Rubia.

Cuento todo esto, porque mi abuela, es una de las mayores responsables de mi interés por la historia de nuestra villa; Sus historias sobre cosas acontecidas en la villa, como el hambre que pasaba en los principios del siglo XX, el vampiro de la Magdalena, el bar que poseía mi bisabuela, la fabrica de baldosas de mi abuelo, etc., me hicieron empezar a investigar sobre nuestro pasado. No es que mi abuela fuera una gran contadora de historias, pero recuerdo que a mediados de los años 80, cuando la televisión programaba la serie Raíces, esa serie hizo que empezará a interesarme por mis antepasados, ¿quiénes eran? ¿cómo vivían? ¿de donde procedían?, ahí empezaron las preguntas a mi abuela, de sus respuestas salieron nombres como Gertrudis, Benita, el Sargento “Pates”, Pepe “El Cristo”, etc. Veinte años más tarde, me regalaron un libro: “Avilés Memoria Gráfica”, cientos de fotografías del Avilés de primeros del siglo veinte. En ese momento renació mi interés por nuestro pasado, pero no solamente por mis ancestros. Esas imágenes hicieron que retomará con fuerza la realización de mi árbol genealógico, pero también mi interés por lo que es toda la historia de nuestra, villa milenaria.

sábado, 13 de enero de 2018

EDITORIAL DE LA LUZ DE AVILES EN 1882



Extracto del artículo de José Manuel Feito “El Semanario La Luz de Avilés” publicado en la Revista del Bollo:

“… Aunque parezca un tema menor el asunto del agua también estaba en el candelero de la política local: “Es preciso”  es un largo editorial de “La Luz de Avilés” sobre el asunto:

 “Todavía recordamos, todavía están presentes en nuestra imaginación aquellas nocturnas reuniones celebradas con el mayor sigilo, y cuyo objeto no era otro que buscar un medio de sacar triunfante de las urnas a uno de los candidatos que presentaban para tener en él, como decían, un alcalde suyo. Sobrevino la más espantosa derrota que registran los anales electorales del distrito y no se tuvo en cuenta con la victoria que los reaccionarios jamás perdonan a quien trata de intervenir con ellos en la cosa pública… No de otro origen… proviene el que no hayamos podido ver aún realizados… los generosos proyectos que los liberales de Avilés han pensado llevar a cabo. La cañería para conducir aguas de Valparaíso (Miranda), asunto de vital interés para todos, y que debiera contar con desinteresado apoyo de cuantos anhelan ver al pueblo natal a la altura de otras capitales.

 Cuando Sagasta, después de una abstinencia de seis años, purificado de obstáculos tradicionales con una oposición amarga y dilatada, subió por virtud de la fianza de la espada de Sagunto a regir los destinos de España, nos ofreció extirpar el cáncer del caciquismo, y creímos de buena fe que desaparecerían como por encanto las inmoralidades de la Administración pública; que el favoritismo y la intriga ya no sería la norma que decidiese en los asuntos que se refieren al bienestar en los pueblos. ¡ Qué amarga decepción! En todas partes se sintieron los mismos defectos.

 En Avilés, a pesar del triunfo de los que parecían afines a Sagasta; a pesar de que muchas veces habían luchado juntos contra los eternos enemigos de la libertad y el progreso, siguieron las cosas en el mismo estado, imperó y sigue imperando el caciquismo altamente perturbador que estorba toda beneficiosa reforma… Y como en la cuestión de aguas, sucede en otras muchas no menos importantes…”

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