ENTAMU

El último año del siglo XIX, vio la llegada de mi abuela a la vida, en el humilde y pescador barrio de Sabugo; vio la llegada de mi abuelo, que con su familia mirandina, desembarcó en el puerto de Santander, trasladándose a la Calle Nueva de Avilés. Llegaron a bordo del barco Alfonso XIII, procedentes de Santa Clara (Cuba), él apenas tenía tres años, sus padres no habían ido a hacer la Habana, habían ido de criados de unos señores de Galiana, y regresaron con cuatro reales, con los que abrieron el bar Casa la Rubia.

Cuento todo esto, porque mi abuela, es una de las mayores responsables de mi interés por la historia de nuestra villa; Sus historias sobre cosas acontecidas en la villa, como el hambre que pasaba en los principios del siglo XX, el vampiro de la Magdalena, el bar que poseía mi bisabuela, la fabrica de baldosas de mi abuelo, etc., me hicieron empezar a investigar sobre nuestro pasado. No es que mi abuela fuera una gran contadora de historias, pero recuerdo que a mediados de los años 80, cuando la televisión programaba la serie Raíces, esa serie hizo que empezará a interesarme por mis antepasados, ¿quiénes eran? ¿cómo vivían? ¿de donde procedían?, ahí empezaron las preguntas a mi abuela, de sus respuestas salieron nombres como Gertrudis, Benita, el Sargento “Pates”, Pepe “El Cristo”, etc. Veinte años más tarde, me regalaron un libro: “Avilés Memoria Gráfica”, cientos de fotografías del Avilés de primeros del siglo veinte. En ese momento renació mi interés por nuestro pasado, pero no solamente por mis ancestros. Esas imágenes hicieron que retomará con fuerza la realización de mi árbol genealógico, pero también mi interés por lo que es toda la historia de nuestra, villa milenaria.

sábado, 13 de enero de 2018

LABRADORES DE MIRANDA Y EL VIDRIERO ENFRENTADOS AL AYUNTAMIENTO EN 1595

En “Notas para la Historia – Miranda de Avilés” de José Manuel Feito:
“Algún problema tuvo que haber surgido en el siglo XVI entre el pueblo de Miranda y el ayuntamiento de Avilés puesto que en el archivo municipal de Aviles se conserva una cédula o “Real Provisión de Felipe II prohibiendo a las justicias de la Villa de Avilés visiten las aldeas y rieras de Miranda y de Vidriero (Villalegre), ordenando que estas las efectúen los corregidores o sus tenientes. Madrid 11 de Enero de 1595. A continuación transcribimos el documento:
<< Don Felipe, por la gracia de Dios, rey de Castilla, de León, de las Dos Sicilias, de Jerusalen de Portugal, de Navarra, de Granada, de Toledo, de Valencia, de Galicias, de Mallorca, de Jaen, de los Algarves, de Algeciras, de Gibraltar, de las Islas Canarias, de las Indias Orientales y Occidentales, islas y tierra firme del Mar Océano, archiduque de Austria, Duque de Borgoña, Bravante y Milan, Conde de Ausburgo, de Flandes, del Tirol y Barcelona, señor de Vizcaya y de Molina, etc.
a vos el nuestro corregidor del nuestro Principado de Asturias de Oviedo o vuestro lugarteniente que con vos ordinariamente reside en el dicho oficio y a cada uno de vosotros a quien esta carta fuese mostrada, sepades que Juan García Solís en nombre de los moradores de las aldeas de Miranda y el Vidriero de la Villa de Avilés, que es en dicho Principado de Asturias, nos hizo relación de que siendo como eran los dichos diez y seis vecinos de la dicha villa y teniendo morada en los arrabales de la dicha villa en tanta manera que la mayor parte eran parroquianos de la dicha villa, los juezes que habían sido de ella de ocho años a esta parte habían introducido la costumbre de visitar cada año las dichas aldeas y sus moradores, sin (contar) con las visitas generales que hacían los Corregidores y sus tenientes en las dichas aldeas cuando visitaban la dicha villa y los traían los dichos juezes presos a la dicha villa y les hacían pagar seis y ochos reales de costas para el dicho juez y escribano sin que contra los dichos labradores resultase culpa alguna, todo a fin y efecto que llevarles las dichas costas, porque cuando había algún delito o pecado público los dichos juezes tenían particular cuidado de castigarlo en viniendo alguno y hacer las dichas visitas tan de ordinario los dichos labradores recibían notorio agravio por ser todos muy pobres en tanta manera que sólo se sustentaban de labrar y agricultar las heredades de los vecinos y moradores de la dicha villa, y de no ponerse por nos remedio en lo susodicho, por las continuas vejaciones que recibían sus personas vendrían a despoblarse las aldeas e irse a morar a otras partes.
Por todo lo cual nos pidió y suplicó le mandásemos dar nuestra carta y provisión para que vos, el dicho corregidor, y vuestro teniente que al presente hubiere, y los que fueren de aquí en adelante, no visiteis las dichas aldeas y rieras y cuando hubieran de ser vistadas fuesen por vos el dicho corregidor o vuestro teniente en persona y no por los dichos juezes cuando vistaseis las dichas aldeas guardando la nueva reforma hecha por nos en dicho Principado acerca de las dichas visitas, o como la nuestra merced fuese, lo cual he visto por los del nuestro concejo sea acordado que debereis mandar dar esta nuestra carta para vos a la dicha razon y nos tuvímoslo por bueno,
por lo cual os mandamos que dentro de treinta días primeros siguientes después que os sea notificada y enviada ante los de nuestro concejo, relación cierta y verdadera firmada del vuestro nombre y signada y firmada del escribano público, cerrada y sellada como haga fe de lo que en razon de lo susodicho ha pasado y pasa para que por ellos visto provean de lo que convenga y no hagais en lo desleal. So pena de la nuestra merced y diez mil maravedís para la nuestra Cámara sobre la cual mandamos a cualquier escribano nuestro os lo notifique y de ellos de testimonio legítimo para que nos sepamos como se cumple nuestro mandado.
En Madrid a once días del mes de enero de mil quinientos noventa y cinco.
Firman: Licenciado Juan Gómez, Licenciado Luis de Mercado, Don Miguel de Ondarrea, Canciller: Jorge de Valdés, etc.
Para que el Corregidor del Principado de Asturias de Oviedo o su teniente envié relación al consejo sobre lo aquí contenido a pedimento de los labradores de Miranda y del Vidriero.”

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