ENTAMU

El último año del siglo XIX, vio la llegada de mi abuela a la vida, en el humilde y pescador barrio de Sabugo; vio la llegada de mi abuelo, que con su familia mirandina, desembarcó en el puerto de Santander, trasladándose a la Calle Nueva de Avilés. Llegaron a bordo del barco Alfonso XIII, procedentes de Santa Clara (Cuba), él apenas tenía tres años, sus padres no habían ido a hacer la Habana, habían ido de criados de unos señores de Galiana, y regresaron con cuatro reales, con los que abrieron el bar Casa la Rubia.

Cuento todo esto, porque mi abuela, es una de las mayores responsables de mi interés por la historia de nuestra villa; Sus historias sobre cosas acontecidas en la villa, como el hambre que pasaba en los principios del siglo XX, el vampiro de la Magdalena, el bar que poseía mi bisabuela, la fabrica de baldosas de mi abuelo, etc., me hicieron empezar a investigar sobre nuestro pasado. No es que mi abuela fuera una gran contadora de historias, pero recuerdo que a mediados de los años 80, cuando la televisión programaba la serie Raíces, esa serie hizo que empezará a interesarme por mis antepasados, ¿quiénes eran? ¿cómo vivían? ¿de donde procedían?, ahí empezaron las preguntas a mi abuela, de sus respuestas salieron nombres como Gertrudis, Benita, el Sargento “Pates”, Pepe “El Cristo”, etc. Veinte años más tarde, me regalaron un libro: “Avilés Memoria Gráfica”, cientos de fotografías del Avilés de primeros del siglo veinte. En ese momento renació mi interés por nuestro pasado, pero no solamente por mis ancestros. Esas imágenes hicieron que retomará con fuerza la realización de mi árbol genealógico, pero también mi interés por lo que es toda la historia de nuestra, villa milenaria.

miércoles, 24 de enero de 2018

PALEOLÍTICO EN LA CALLE DE LA CÁMARA

Diecinueve hachas del Paleolítico inferior encontradas en el solar número cinco de la calle de La Cámara trasladaron el origen del poblamiento avilesino cien mil años atrás. La responsable de este hallazgo, la arqueóloga mierense Cristina Arca, se siente por ello muy satisfecha, y así lo remarcó en la memoria de trabajo aprobada recientemente por la Comisión Permanente de Patrimonio.
  «Lo interesante del yacimiento es que se encuentra en su contexto originario, y eso, en Asturias, no es muy frecuente», comentó la experta.
 El pasado mes de marzo el equipo dirigido por Cristina Arca descubrió, a cincuenta metros del edificio consistorial, material lítico manipulado que venía del Paleolítico inferior. «Se trataba de 19 bifaces, protobifaces -bifaces a medio hacer- y unifacesÉ, todas ellas en un nivel de suelo antrópicamente estéril (es decir, sin actividad humana posterior)», explicó Cristina Arca. Recordó que es muy habitual hallar en
Asturias piezas provenientes de fechas prehistóricas. «Lo raro es que suceda lo que ha pasado en la calle de La Cámara», apuntó la arqueóloga, que asocia así el yacimiento local a los de Cabo Busto, en Valdés; Paredes, en Siero, o la propia Ronda de Gijón. Todos estos yacimientos fueron estudiados por Adolfo
Rodríguez Asensio. Cristina Arca se encargó del estudio arqueológico del solar número cinco de la calle de La Cámara. «Presentamos un proyecto a la Consejería de Cultura, que nos aprobó», explicó la experta. «Cuando la empresa vio segura nuestra entrada -la obra prevista era la de un edificio que iba a mantener una fachada original de 1920-, nos pusimos a trabajar», añadió.
El primer paso fue el de hacer una trinchera que comenzaba a la altura de la calle de La Cámara y terminaba al fondo del solar. «Esta trinchera tenía distintas medidas: iba de los cincuenta centímetros al metro veinte, hasta encontrar suelo que no tuviera presencia humana», explicó Cristina Arca.
En la primera parte de la trinchera -bajo el edificio antiguo- los arqueólogos encontraron trozos de cerámica de Miranda, un posible pilpayo y la primera hacha prehistórica. «Era una bifaz, y me sorprendió mucho. Lo que en principio esperábamos encontrar, como mucho, se remontaría a la Edad Media. Lo que tuvimos que hacer entonces fue abrir una bolsa, una nueva etiqueta y esperar a verÉ», apuntó la arqueóloga.
El descubrimiento de la primera pieza alertó al equipo de Cristina Arca. Vino después una segunda pieza, y, al fondo del solar, lejos de los cimientos del viejo edificio, hallaron el resto, las otras diecisiete. «Hay piezas con el canto rodado, y existen también hachas que conservan el filo original; la mayoría de ellas tiene el canto, digamos, más dulcificado», señaló la arqueóloga. «Lo siguiente fue el encargo de un estudio geológico que determinase la datación del hallazgo y corroborase el contexto arqueológico. Lo dirigió Germán Flor, y la empresa promotora no puso ninguna objeción», comentó Cristina Arca. El edificio que se levantó en la calle de La Cámara lo hizo sobre una terraza fluvial que, según Flor, vendría de Miranda. «No hay más que lo que presentamos en la memoria, y ahora las piezas se guardan en el Arqueológico», concluyó Arca.

No hay comentarios:

Publicar un comentario