Estos días rueda por varios periódicos provinciales (nosotros lo leímos en El Carbayón, que á su vez lo copia de otro), un suelto donde se reseña un viaje que varios vecinos de Llanes, entre ellos un sacerdote, hicieron á un submarino alemán.
Cuentan que los excursionistas facilitaron á los del submarino tabaco, y quién sabe qué más, y que uno de los tripulantes del sumergible se quitó la cinta de la gorra, con una inscripción alemana, y se la dio precisamente al sacerdote, que era D. Tomás Gutiérrez.
Queda, pues, plenamente demostrado que los submarinos alemanes se comunican con tierra, y no solamente porque vayan á ellos excursionistas como los de Llanes, sino porque los teutones suelen también desembarcar y pasearse por las calles de los pueblos asturianos. (Se asegura que en Gijón estuvo dos días el comandante de uno de los submarinos que andan por el Cantábrico.)
Ahora bien, ¿Dónde se aprovisionan esos, sumergibles que hace tanto tiempo merodean por el Cantábrico ?
Un querido amigo nuestro de Cudillero, nos escribe á este propósito, con fecha 8 del actual.
- "A principios del invierno recorrieron esta zona marítima tres individuos alemanes,que estuvieron hospedados en San Esteban… Después estuvieron en Cudillero en casa de... Recorrieron la costa, rehuyendo el trato con el vecindario, pero tomaron nota de calados de todos los fondeaderos, y muy particularmente del de Artedo. Dos de esos tres alemanes se marcharon al poco tiempo, quedando solo el tercero: éste no recibía ninguna correspondencia; pero todas las semana sí hacía un viaje á Oviedo, de 24 horas; Más de tres meses continuó este alemán en Cudillero, haciendo casi la vida del topo. Con estos misteriosos personajes coincide la presencia de submarinos en estas aguas, donde desde entonces se ven con frecuencia. No tengo más datos, pero sospecho que, desde Aviles a Artedo se facilita gasolina á los submarinos.
Otras noticias particulares nos aseguran que el submarino que echó á pique los dos vapores noruegos entre Candas y Luanco el domingo último, pasó la noche anterior fondeado al abrigo del cabo Peñas, y comunicándose con tierra su tripulación.
Y un testigo presencial de aquellos sucesos, nos afirma que uno de los barcos noruegos fué detenido á media milla de la costa, y que al hundirse tocó de proa, prueba de que estaba sobre tierra. De aquí que al otro vapor lo sacaran los alemanes más hacia fuera, buscando mayor calado para el hundimiento.
Todo esto demuestra que por nuestra costa no se ejerce vigilancia alguna, que el espionaje alemán ó germanófilo puede impunemente recorrer la costa y entenderse perfectamente, con los submarinos para que sepan dónde han de fondear para pasar la noche y recibir cuanto necesiten.
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