ENTAMU

El último año del siglo XIX, vio la llegada de mi abuela a la vida, en el humilde y pescador barrio de Sabugo; vio la llegada de mi abuelo, que con su familia mirandina, desembarcó en el puerto de Santander, trasladándose a la Calle Nueva de Avilés. Llegaron a bordo del barco Alfonso XIII, procedentes de Santa Clara (Cuba), él apenas tenía tres años, sus padres no habían ido a hacer la Habana, habían ido de criados de unos señores de Galiana, y regresaron con cuatro reales, con los que abrieron el bar Casa la Rubia.

Cuento todo esto, porque mi abuela, es una de las mayores responsables de mi interés por la historia de nuestra villa; Sus historias sobre cosas acontecidas en la villa, como el hambre que pasaba en los principios del siglo XX, el vampiro de la Magdalena, el bar que poseía mi bisabuela, la fabrica de baldosas de mi abuelo, etc., me hicieron empezar a investigar sobre nuestro pasado. No es que mi abuela fuera una gran contadora de historias, pero recuerdo que a mediados de los años 80, cuando la televisión programaba la serie Raíces, esa serie hizo que empezará a interesarme por mis antepasados, ¿quiénes eran? ¿cómo vivían? ¿de donde procedían?, ahí empezaron las preguntas a mi abuela, de sus respuestas salieron nombres como Gertrudis, Benita, el Sargento “Pates”, Pepe “El Cristo”, etc. Veinte años más tarde, me regalaron un libro: “Avilés Memoria Gráfica”, cientos de fotografías del Avilés de primeros del siglo veinte. En ese momento renació mi interés por nuestro pasado, pero no solamente por mis ancestros. Esas imágenes hicieron que retomará con fuerza la realización de mi árbol genealógico, pero también mi interés por lo que es toda la historia de nuestra, villa milenaria.

miércoles, 14 de febrero de 2018

BASSE-BALL EN AVILES EN 1903



“Extraído del libro 45 años de fútbol en Avilés de Polchi”:

Era en el año de 1903, cuando a la academia de inglés y contabilidad del culto profesor Don Ramón Fernández Arenas, asistían como alumnos, entre otros, Don Juan Menéndez de la Campa y Don Enrique Pérez Panizo. El maestro entre números y las frases en inglés, imbuía a los discípulos algo de lo que él había presenciado por tierras americanas, hablaba de novenas, pelotas, etc. ; en una palabra del basse-ball.

 Las explicaciones fueron perfectamente asimiladas y los admiradores “teóricos” pronto aumentaron en número, constituyendo la primera sociedad deportiva avilesina, presidida por Don Manuel Cuervo, gran aficionado a este deporte, que tenía su centro de reunión en “Casa Pepón de la Sablera”, lugar predilecto de los estudiantes avilesinos en aquella época.

 La sociedad estaba en marcha, era necesario encontrar un terreno apropiado para llevar a la práctica sus ilusiones, y después de muchas idas y venidas, dieron con el prado de “Pachulín”, donde actualmente está enclavada la Estación del Carreño; allí comenzaron sus entrenamientos, siendo su primer admirador, un nieto del propietario del terreno, llamado Recaredo, muchacho que apenas contaba diez años de edad y ya cantaba con gran afición “La Soberana”. Mas tarde Recaredo marcharía para América y volvería convertido en un gran cantor de tangos.

 Después de fabricados los útiles de juego, “made in Avilés”, y puesto el equipo a punto, se organizó el primer encuentro en serio, invitando a presenciarlo a unos cuantos chicos gijoneses, quienes aceptaron gustosos. Llegada la fecha del partido, los jugadores Gerardo Álvarez, Froilán Vázquez, Manolo Inclán y Félix de la Campa, que habían sido seleccionados por mister Arenas, no se presentaron en el campo, teniendo que ir a buscarlos Don Ramón al puente de San Sebastián, donde se encontraban ajenos a su debut deportivo.

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