ENTAMU

El último año del siglo XIX, vio la llegada de mi abuela a la vida, en el humilde y pescador barrio de Sabugo; vio la llegada de mi abuelo, que con su familia mirandina, desembarcó en el puerto de Santander, trasladándose a la Calle Nueva de Avilés. Llegaron a bordo del barco Alfonso XIII, procedentes de Santa Clara (Cuba), él apenas tenía tres años, sus padres no habían ido a hacer la Habana, habían ido de criados de unos señores de Galiana, y regresaron con cuatro reales, con los que abrieron el bar Casa la Rubia.

Cuento todo esto, porque mi abuela, es una de las mayores responsables de mi interés por la historia de nuestra villa; Sus historias sobre cosas acontecidas en la villa, como el hambre que pasaba en los principios del siglo XX, el vampiro de la Magdalena, el bar que poseía mi bisabuela, la fabrica de baldosas de mi abuelo, etc., me hicieron empezar a investigar sobre nuestro pasado. No es que mi abuela fuera una gran contadora de historias, pero recuerdo que a mediados de los años 80, cuando la televisión programaba la serie Raíces, esa serie hizo que empezará a interesarme por mis antepasados, ¿quiénes eran? ¿cómo vivían? ¿de donde procedían?, ahí empezaron las preguntas a mi abuela, de sus respuestas salieron nombres como Gertrudis, Benita, el Sargento “Pates”, Pepe “El Cristo”, etc. Veinte años más tarde, me regalaron un libro: “Avilés Memoria Gráfica”, cientos de fotografías del Avilés de primeros del siglo veinte. En ese momento renació mi interés por nuestro pasado, pero no solamente por mis ancestros. Esas imágenes hicieron que retomará con fuerza la realización de mi árbol genealógico, pero también mi interés por lo que es toda la historia de nuestra, villa milenaria.

sábado, 17 de febrero de 2018

LAS CASAS DE LA FÁBRICA DE ARNAO SE EXTIENDEN A SALINAS

"Extracto de una artículo sobre Arnao de Jorge Muñiz Sánchez publicado por Scripta Nova, revista digital de la Universidad de Barcelona. Podéis consultarlo en http://www.ub.es/geocrit/sn/sn-249.htm "
El parque inmobiliario seguía creciendo. En 1880 se había construido una docena de casas desperdigadas en Salinas (Leal Bóveda 1985, II, p. 2-3), un espartal propiedad de la RCAM que se encontraba entre Avilés y Arnao y separado de esta localidad por una gran peña bajo la cual la empresa había perforado dos túneles, uno para servicio de la fábrica y otro del poblado. Esto podría haber supuesto el comienzo de un nuevo núcleo de población obrera que se vio truncado o, por mejor decir, profundamente modificado en su forma y características en la época de entresiglos. En efecto, rápidamente el arenal de Salinas demostró su potencial como lugar de veraneo de las clases medias y la empresa su predisposición a hacer negocio con esta coyuntura, por lo que la zona dejó de ser utilizada para construir viviendas obreras y se destinó enseguida a sus empleados y a la especulación turística, para la que se llegaría a crear una filial, Constructora de Castrillón (CONCASA) (Mallo 2003, II, p. 5). Pero existía otro motivo para cambiar la utilización del espartal, y es que desde muy pronto la RCAM trata, en virtud del obrerismo que descolla a partir aproximadamente de 1890, de asegurarse no sólo el mayor aprovechamiento posible de la fuerza de trabajo dentro de los centros productivos, sino también de estar informada de los movimientos potencialmente perturbadores e influir sobre ellos. Con este objetivo intentó aislar a sus obreros del contacto con otros que pudieran ser portadores del “virus” socialista, para lo cual resultaba sumamente conveniente que entre la villa industrial de Avilés y el poblado de Arnao se interpusiera un colchón de población de clase media-alta, que es a lo que la RCAM va a dirigir Salinas.

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