- Que se le guarden todas las gracias concedidas a todos los monasterios de la órden.
- Que no se le eche ningún pedido de pecho en sisa, puentes, composición de camino, aunque se echen a otros vecinos, sino que de todo sean libres.
- Que se les de un caño de agua de la que corre por la villa para meter en el monasterio y además la fuente que esta a los hórreos a las espaldas de la huerta que se compró, quedando abierta para el servicio de la villa.
- Que se les trate como a qualquier vecino y goçen los derechos y libertades de tal.
- Que puedan levantar cerca en la muralla, dejando hueco para que puedan andar alrededor
- Que puedan vender y comprar qualquier cosa y hacienda, y que no les sea impedido en ningún tiempo ni ningún estatuto que se haga por Fr. Marcos (del varrio) Abbad reformador.Alvaro González de Iuifan y Alvaro Cuardo Jueces, y Martín de las Alas, Alonso de Carreño, Pedro Esteuanez de las Alas, Juan Cuardo de Quiñones. Luís de León y Gonzalo de Grado, regidores.Lope Ferrero de Vivero, Procurador, congregados en la Iglesia de San Nicolás a 26 de Junio de 1552 por ante Estevan de las Alas, escrivano del número de la villa que de la diezma de la mar.
ENTAMU
El último año del siglo XIX, vio la llegada de mi abuela a la vida, en el humilde y pescador barrio de Sabugo; vio la llegada de mi abuelo, que con su familia mirandina, desembarcó en el puerto de Santander, trasladándose a la Calle Nueva de Avilés. Llegaron a bordo del barco Alfonso XIII, procedentes de Santa Clara (Cuba), él apenas tenía tres años, sus padres no habían ido a hacer la Habana, habían ido de criados de unos señores de Galiana, y regresaron con cuatro reales, con los que abrieron el bar Casa la Rubia.
Cuento todo esto, porque mi abuela, es una de las mayores responsables de mi interés por la historia de nuestra villa; Sus historias sobre cosas acontecidas en la villa, como el hambre que pasaba en los principios del siglo XX, el vampiro de la Magdalena, el bar que poseía mi bisabuela, la fabrica de baldosas de mi abuelo, etc., me hicieron empezar a investigar sobre nuestro pasado. No es que mi abuela fuera una gran contadora de historias, pero recuerdo que a mediados de los años 80, cuando la televisión programaba la serie Raíces, esa serie hizo que empezará a interesarme por mis antepasados, ¿quiénes eran? ¿cómo vivían? ¿de donde procedían?, ahí empezaron las preguntas a mi abuela, de sus respuestas salieron nombres como Gertrudis, Benita, el Sargento “Pates”, Pepe “El Cristo”, etc. Veinte años más tarde, me regalaron un libro: “Avilés Memoria Gráfica”, cientos de fotografías del Avilés de primeros del siglo veinte. En ese momento renació mi interés por nuestro pasado, pero no solamente por mis ancestros. Esas imágenes hicieron que retomará con fuerza la realización de mi árbol genealógico, pero también mi interés por lo que es toda la historia de nuestra, villa milenaria.
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