- Habrá dos enfermerías, una para hombres llamada “San Nicolás” y otra para mujeres llamada “La Pasión”.
- Se recomienda de un modo especial a los enfermos, no fumen en las salas ni en las camas.
- Se recomienda al regente cuide de que los enfermos no tengan pan ni restos de comida en los cajones de sus mesas de noche, por los perjuicios que este abuso pudiera traer a la salud de los mismos.
- De diez a doce de la mañana y de tres a cuatro de la tarde se permitirá la entrada en las salas a visitar a los enfermos. El regente prohibirá la entrada de toda clase de alimentos y bebidas, vigilando se guarde el mayor órden.
- La alimentación consistirá en ración, ración de huevos, sopas de pan, arroz, de fideos, dietas animal y vegetal. Las cantidades de que se compone cada alimentación:
- El desayuno se dará a las siete de la mañana, la comida a las doce del día, el chocolate a las cinco de la tarde y la cena a las ocho de la noche desde el 1 de octubre a fines de marzo, y a las nueve los restantes
- El regente hará que se barran las salas dos veces al día, y una las escaleras, tránsito, almacen, patio, etc.
- La vasijas de los enfermos se fregaran dos veces al día
- Las sabanas y almohadas se mudarán cada quince días. Las camisas cada ocho días.
- Una vez a la semana se regaran las salas con cloruro de calcio.
- Habrá una lampara en cada sala, un quinqué en la cocina y otro para la escalera.
ENTAMU
El último año del siglo XIX, vio la llegada de mi abuela a la vida, en el humilde y pescador barrio de Sabugo; vio la llegada de mi abuelo, que con su familia mirandina, desembarcó en el puerto de Santander, trasladándose a la Calle Nueva de Avilés. Llegaron a bordo del barco Alfonso XIII, procedentes de Santa Clara (Cuba), él apenas tenía tres años, sus padres no habían ido a hacer la Habana, habían ido de criados de unos señores de Galiana, y regresaron con cuatro reales, con los que abrieron el bar Casa la Rubia.
Cuento todo esto, porque mi abuela, es una de las mayores responsables de mi interés por la historia de nuestra villa; Sus historias sobre cosas acontecidas en la villa, como el hambre que pasaba en los principios del siglo XX, el vampiro de la Magdalena, el bar que poseía mi bisabuela, la fabrica de baldosas de mi abuelo, etc., me hicieron empezar a investigar sobre nuestro pasado. No es que mi abuela fuera una gran contadora de historias, pero recuerdo que a mediados de los años 80, cuando la televisión programaba la serie Raíces, esa serie hizo que empezará a interesarme por mis antepasados, ¿quiénes eran? ¿cómo vivían? ¿de donde procedían?, ahí empezaron las preguntas a mi abuela, de sus respuestas salieron nombres como Gertrudis, Benita, el Sargento “Pates”, Pepe “El Cristo”, etc. Veinte años más tarde, me regalaron un libro: “Avilés Memoria Gráfica”, cientos de fotografías del Avilés de primeros del siglo veinte. En ese momento renació mi interés por nuestro pasado, pero no solamente por mis ancestros. Esas imágenes hicieron que retomará con fuerza la realización de mi árbol genealógico, pero también mi interés por lo que es toda la historia de nuestra, villa milenaria.
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