ENTAMU

El último año del siglo XIX, vio la llegada de mi abuela a la vida, en el humilde y pescador barrio de Sabugo; vio la llegada de mi abuelo, que con su familia mirandina, desembarcó en el puerto de Santander, trasladándose a la Calle Nueva de Avilés. Llegaron a bordo del barco Alfonso XIII, procedentes de Santa Clara (Cuba), él apenas tenía tres años, sus padres no habían ido a hacer la Habana, habían ido de criados de unos señores de Galiana, y regresaron con cuatro reales, con los que abrieron el bar Casa la Rubia.

Cuento todo esto, porque mi abuela, es una de las mayores responsables de mi interés por la historia de nuestra villa; Sus historias sobre cosas acontecidas en la villa, como el hambre que pasaba en los principios del siglo XX, el vampiro de la Magdalena, el bar que poseía mi bisabuela, la fabrica de baldosas de mi abuelo, etc., me hicieron empezar a investigar sobre nuestro pasado. No es que mi abuela fuera una gran contadora de historias, pero recuerdo que a mediados de los años 80, cuando la televisión programaba la serie Raíces, esa serie hizo que empezará a interesarme por mis antepasados, ¿quiénes eran? ¿cómo vivían? ¿de donde procedían?, ahí empezaron las preguntas a mi abuela, de sus respuestas salieron nombres como Gertrudis, Benita, el Sargento “Pates”, Pepe “El Cristo”, etc. Veinte años más tarde, me regalaron un libro: “Avilés Memoria Gráfica”, cientos de fotografías del Avilés de primeros del siglo veinte. En ese momento renació mi interés por nuestro pasado, pero no solamente por mis ancestros. Esas imágenes hicieron que retomará con fuerza la realización de mi árbol genealógico, pero también mi interés por lo que es toda la historia de nuestra, villa milenaria.

jueves, 4 de enero de 2018

EN 1933 LA POLICIA MUNICIPAL MATA A MARINERO EN EL PARQUE DEL MUELLE

En “Región” del 4 de Mayo de 1933:
“En la madrugada de ayer fue muerto de un tiro por el guardia municipal J. M.M., el joven marinero Angel López, de veintisiete años, que en unión de otros compañeros transitaba cantando por las inmediaciones del parque del muelle.
Este hecho produjo gran indignación en el vecindario que provocó el cierre de comercios, la paralización de algunas industrias y una manifestación de protesta. El sepelio de la víctima produjo algunos incidentes con intervención de los guardias de asalto y el duelo fue una imponente manifestación
Serían aproximadamente las dos y media de la madrugada del miercoles cuando varios individuos pasaban cantando en voz alta por las inmediaciones del parque del muelle y calle Emile Robin.
Los guardias municipales de servicio por aquella zona les recriminaron para que no escandalizasen y se dice que uno de los paisanos fue golpeado por uno de los agentes con el tolete.
El agredido pidió auxilio y acudieron tripulantes de algunos vaporcitos pesqueros amarrados en la ría.
Uno de los marineros que acudieron al oir las voces de auxilio, llamado Enrique Menéndez, recriminó a los guardias por haber ejercido la violencia, estimando que con razones pudo convencer a los jovenes en cuestión para que no continuaran cantando. Uno de los guardias agredió también a dicho individuo con el tolete, produciédole contusiones en el brazo izquierdo y parte externa del antebrazo de las que fue curado en la Cruz Roja.
También fue lesionado en la refriega otro individuo llamado Adolfo de contusiones en el antebrazo derecho. Ambos son marineros y vecinos de Avilés.
El guardia municipal J.M.M. hizo uso de la pistola y disparó repetidas veces.
Uno de los proyectiles alcanzó a uno de los jovenes que intervinieron en los hechos llamado Angel López Fernández de veintisiete años marinero de un vaporcito pesquero. El proyectil le alcanzó en la espalda y le atravesó materialmente, quedando el proyectil alojado a flor de piel por el pecho.
El herido fué conducido rápidamente a la Cruz Roja donde se le asistió de primera intención, pasando seguidamente al Hospital en vista de la gravedad de su estado.
Pocas horas después de la colisión en la mañana de ayer falleció el Angel a consecuencia de la herida que le provocó el disparo del guardia.
Se dió la dramática circunstancia de que cuando el Angel caía herido llegaban su madre y un hermano que le llevaban la comida y la ropa de faena que usaba a bordo desarrollándose una escena dolorosa.
Inmediatamente se paso aviso al juzgado, que tomó declaración a los participantes en el hecho, ordenando la detención del guardia J.M.M. , autor de los disparos, y de sus compañeros los agentes Raimundo Gonzalez Saenz y Manuel García Fernández, que también habían participado en la reyerta.
Al conocerse los lamentables sucesos desarrollados en las inmediaciones del parque se produjo gran indignación principalmente en los barrios de Sabugo y Los Telares.
En el barrio de Sabugo habitado por pescadores principalmente, se formó una manifestación hacia las doce de la mañana, era bastante compacta y marchó hacia el ayuntamiento para hacer presente su protesta por el sucesoo.
Al llegar al Parche se situaron frente a las consistoriales, profiriendo gritos en demanda de justicia. Ante la actitud de los manifestantes salió a uno de los balcones del ayuntamiento el alcalde señor Arias, prometiendo que se haría justicia y que por su parte prometía presidir el entierro de la víctima que tendría lugar por la tarde.
Ante estas promesas la manifestación se retiró pacificamente sin que por el momento hubiese mas incidentes.
Poco después circulaba por la villa un manifiesto de la CNT condenando el hecho, convocando al pueblo para que se manifestase en el acto de la conducción del cadaver, e invitando al comercio a que cerrase de tres a cinco de la tarde, entre cuyas horas se celebraria el sepelio de la víctima, uniéndose de ese modo a la protesta del vecindario. Por la tarde circuló también otro manifiesto en que se pedía cordura al vecindario y que no se excitaran los ánimos. El paro de las faenas en el puerto de San Juan de Nieva es total.
Por la tarde muchas industrias paralizaron su trabajo en vista de que los obreros querian participar en el sepelio de la víctima para hacer ostensible su protesta. Los comercios cerraron de tres a cinco de la tarde. De Gijon y Oviedo llegaron fuerzas de asalto para mantener el orden que se temía pudiera ser perturbado dada la actitud del pueblo.
También llegaron fuerzas de la benemérita con la misma finalidad.
El sepelio de la víctima estaba anunciado de cuatro a cuatro y media de la tarde. Los guardias de asalto se situaron en las inmediacciones del hospital a fin de impedir que surgiesen desordenes. Al salir el cadaver del deposito el público pretendió apoderarse del ataud para conducirlo a hombros hasta el cementerio. Los guardias de asalto se opusieron a este propósito por entender que vulneraba las ordenanzas municipales, y como la concurrencia protestara de tal medida, tuvieron que dar una carga enérgica para despejar las inmediaciones del hospital, Con este motivo se produjo alguna confusión y menudearon las carreras y los sustos.
Una vez renacida la calma el jefe de las fuerzas recomendó al público que fuese una comisión al ayuntamiento con objeto de pedir autorización al alcalde para conducir el feretro a hombros. Se destacó una comisión que fue al ayuntamiento entrevistándose con el alcalde para recabar aquella autorización. El alcalde les otorgó ese derecho, anunciando que como garantía para el orden presidiría el duelo acompañado de otro concejal y del secretario del ayuntamiento.
Seguidamente se procedió al traslado del cadaver desde el hospital hasta el cementerio de la Carriona. El feretro fué, como pedía el público conducido a hombros del compañero del finado. La manifestación de duelo fue imponentísima y la mayor parte del gentío que participo en ella llegó hasta el mismo cementerio en cuyo depósito quedó el cadaver para practicarle hoy la autopsia. Después del sepelio el público se retiró y no ocurrieron más incidentes.”

No hay comentarios:

Publicar un comentario