ENTAMU

El último año del siglo XIX, vio la llegada de mi abuela a la vida, en el humilde y pescador barrio de Sabugo; vio la llegada de mi abuelo, que con su familia mirandina, desembarcó en el puerto de Santander, trasladándose a la Calle Nueva de Avilés. Llegaron a bordo del barco Alfonso XIII, procedentes de Santa Clara (Cuba), él apenas tenía tres años, sus padres no habían ido a hacer la Habana, habían ido de criados de unos señores de Galiana, y regresaron con cuatro reales, con los que abrieron el bar Casa la Rubia.

Cuento todo esto, porque mi abuela, es una de las mayores responsables de mi interés por la historia de nuestra villa; Sus historias sobre cosas acontecidas en la villa, como el hambre que pasaba en los principios del siglo XX, el vampiro de la Magdalena, el bar que poseía mi bisabuela, la fabrica de baldosas de mi abuelo, etc., me hicieron empezar a investigar sobre nuestro pasado. No es que mi abuela fuera una gran contadora de historias, pero recuerdo que a mediados de los años 80, cuando la televisión programaba la serie Raíces, esa serie hizo que empezará a interesarme por mis antepasados, ¿quiénes eran? ¿cómo vivían? ¿de donde procedían?, ahí empezaron las preguntas a mi abuela, de sus respuestas salieron nombres como Gertrudis, Benita, el Sargento “Pates”, Pepe “El Cristo”, etc. Veinte años más tarde, me regalaron un libro: “Avilés Memoria Gráfica”, cientos de fotografías del Avilés de primeros del siglo veinte. En ese momento renació mi interés por nuestro pasado, pero no solamente por mis ancestros. Esas imágenes hicieron que retomará con fuerza la realización de mi árbol genealógico, pero también mi interés por lo que es toda la historia de nuestra, villa milenaria.

domingo, 7 de enero de 2018

LA CASA DE JOSEFINA BALSERA

La  casa, obra del ingeniero - arquitecto  Federico Ureña, se hizo por encargo del indiano  Eladio Muniz, quien lo entrego como regalo de bodas a su esposa Carmen Rodriguez Villamil en 1905. En  origen  el  edificio  estaba  rodeado  de  una  amplia  huerta  que  ocupaba  toda  la  manzana.  La vivienda, de tipo unifamiliar, posee tres plantas y atico. La forma en que esta concebida la planta baja  permitia  su  utilizacion  para  fines  comerciales.  Las  dos  plantas  siguientes  albergan  las dependencias destinadas a vivienda, concentrandose las piezas mas nobles de la casa en la rotonda. El atico servia como almacen doméstico.

 En  la  vivienda  habia,  ademas,  una  dependencia  destinada  a  capilla  privada  lo  que  no  impedia  a Eladio Muniz mostrarse generoso en sus donativos a la recien construida iglesia de Santo Tomas. El pequeño altar de  la capilla  fue regalado años mas tarde  a la  ermita de  La  Luz en  Villalegre. Las tallas que albergaba la casa sufrieron suertes parecidas de forma que en la actualidad casi no quedan restos de las obras religiosas de comienzos de siglo.

 Aunque la obra  muestra claramente su calidad al exterior, tanto por lo que se refiere  a las trazas como por lo relativo a la ejecucion, donde mas se resaltan sus virtudes es en la magnificencia de sus interiores.  En  ellos  debe  destacarse  la  nobleza  de  los  materiales  empleados  y  la  abundancia  de recursos decorativos: pinturas ilusionistas, vidrieras, profusion de dorados. .

 Bibliografía:  Guía de Monumentos, El Patrimonio Artístico de Avilés de  Pilar García Cuetos; Juan Carlos de La Madrid; Vidal de la Madrid; Sabina Rodríguez Vega y Helena Toral Avilés. 1989


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