ENTAMU

El último año del siglo XIX, vio la llegada de mi abuela a la vida, en el humilde y pescador barrio de Sabugo; vio la llegada de mi abuelo, que con su familia mirandina, desembarcó en el puerto de Santander, trasladándose a la Calle Nueva de Avilés. Llegaron a bordo del barco Alfonso XIII, procedentes de Santa Clara (Cuba), él apenas tenía tres años, sus padres no habían ido a hacer la Habana, habían ido de criados de unos señores de Galiana, y regresaron con cuatro reales, con los que abrieron el bar Casa la Rubia.

Cuento todo esto, porque mi abuela, es una de las mayores responsables de mi interés por la historia de nuestra villa; Sus historias sobre cosas acontecidas en la villa, como el hambre que pasaba en los principios del siglo XX, el vampiro de la Magdalena, el bar que poseía mi bisabuela, la fabrica de baldosas de mi abuelo, etc., me hicieron empezar a investigar sobre nuestro pasado. No es que mi abuela fuera una gran contadora de historias, pero recuerdo que a mediados de los años 80, cuando la televisión programaba la serie Raíces, esa serie hizo que empezará a interesarme por mis antepasados, ¿quiénes eran? ¿cómo vivían? ¿de donde procedían?, ahí empezaron las preguntas a mi abuela, de sus respuestas salieron nombres como Gertrudis, Benita, el Sargento “Pates”, Pepe “El Cristo”, etc. Veinte años más tarde, me regalaron un libro: “Avilés Memoria Gráfica”, cientos de fotografías del Avilés de primeros del siglo veinte. En ese momento renació mi interés por nuestro pasado, pero no solamente por mis ancestros. Esas imágenes hicieron que retomará con fuerza la realización de mi árbol genealógico, pero también mi interés por lo que es toda la historia de nuestra, villa milenaria.

martes, 30 de enero de 2018

UNA FANTASIA SOBRE NUESTRA VILLA

La Secta Caldea de los Abbdish

 La  aparcición  de  la  versión  en  castellano  de  los  documentos  más  notables  presentados  al  "IX Congreso  de  Historia  Antigua  Europea  nos  ha  acercado  a  un  texto  hasta  ahora  desconocido  de Estrabón Apócrifo, sin título, en el que se recoge la leyenda de una ciudad llamada Villix, situada en el valle de Liébana, que hacia el  siglo IV a.C. fue materialmente secuestrada a través de los aires por un gigantesco carro de fuego. El cronista dedica enteramente su obra a demostrar la falsedad de dicha leyenda, para lo cual sostiene que, en puridad, Villix había sido arrasada por los enemigos de una  extraña  secta  secreta  de  la  que  nunca  más  se  supo,  pero  incurriendo  en una  serie  de  errores tales, que llevan a pensar que Villix se hallaba, realmente, donde hoy se ubica nuestra ciudad. En un comentario  al  texto  de  Estrabón  Apócrifo,  el  historiador  francés  Jean  Dagüelou  apunta  la posibilidad de que la mencionada secta no fuera otra que la organización abbdish. De origen caldeo, la secta abbdish (probablemente la más antigua que se conoce) se ha extendido por todo el mundo asumiendo su filiación cainita. La tradición cuenta que cuando Caín mató a Abel, Yaveh fue por una sola vez tan débil que no pudo evitar derramar una lágrima. Esta lágrima cayo en un punto desconocido del planeta sobre el cual nacerá, el día del Apocalipsis, un gigantesco árbol o adharam por el que ascenderán hacia la salvación hacía la salvación los primeros 77.777 mortales. Los  criptólogos  afirman  que  la  secta  abbdish  cree  saber  el  lugar  exacto  del  prodigio  y  que  lo mantiene en secreto con el fín inconfesable de que sea su descendencia la que acceda al privilegio de  la  Paz  Eterna.  Para  nosotros,  lo  importante  ahora  es  que  los  abbdish  fundamentan  toda  su filosofía ético-religiosa en el número mágico  byah, cuyo grafismo consiste en dos cuñas cruzadas en  forma  de  trenza  y  que  equivale  a  la  proporción  existente  entre  el  perímetro  de  un  triángulo equilátero y la mitad de su altura, es decir, 5,15021. Jean Daguelou apunta inteligentemente que el número byah puede ser escrito igualmente: V -I - L - II - X por lo que su tesís de vinculación de la ciudad mencionada por Estrabón Apócrifo con los abbdish no parece nada descabellada. Lo que nos inquieta entonces es saber si Avilés tiene algo que ver con esta historia. La  propia parominia de las palabras Avilés y Villix  es un indicio de que ambas ciudades podrían tratarse de la misma. Ello nos ha llevado a cuatro años de intensas investigaciones, producto de las cuales son algunos de los inquietantes datos que a continuación daremos y que quieren confirmar la presencia en nuestra villa y desde hace al menos dos mil años de la secta caldea abbdish. No parece una casualidad que el número byah se repita insistentemente y a través de los tiempos en algunas de las proporciones y medidas de casi todas las edificaciones civiles y religiosas de Avilés, Así por ejemplo: • Es la capacidad, en metros cíbicos de la fuente en  la que vierten los famosos caños de la Iglesia de San Francisco. • Es la longitud en metros, del lateral del palacio de Valdecarzana. • Igualmente, es la longitud de cada uno de los cinco módulos del que consta la fachada del palacio de Camposagrado (Siglo XVII) • Byah es exactamente la relación existente entre la longitud del edificio del Ayuntamiento y su altura, considerada hasta la base del frontispicio. • La prueba de que los abbdish han llegado hasta nuestros días puede encontrarse en el hecho de  que  5,15021  sea,  en  metros,  el  tercio  del  diámetro  interior  de  los  gasómetros  de ENSIDESA. Así las cosas, cobran sentido los siete signos que aparecen dispersos en el primer plano de Avilés (1486) obra del geógrafo, ingeniero y arquitecto judío Azrhim Kien, y que no son otra cosa que el símbolo  de  byah.  Por  cieto,  que  en  el  márgen  inferior  izquierdo  de  dicho  plano  aparece  una misteriosa fórmula matemática cuyo significado aún no ha sido descifrado y que es, por estos días, objeto de comentarios en el VI Forum Internacional del Instituto Panamericano de Investigaciones Paracientíficas. Sin  embargo,  para  nosotros  existen  dos  datos  incuestionables  que  certifican  fehacientemente  la vinculación  de  los  abbdish  con  nuestra  villa.  por  un  lado, en  el  Fuero  de  Avilés puede  leerse  en acróstico,  tomando  la  primera  letra  de  cada  una  de  las  líneas  octava  a  décimotercera,  la  palabra adhram, es decir, el nombre del árbol sagrado de la tradición cainita al que , por cierto, se refiere Jovellanos en un manuscrito inédito llamado "Informe sobre la Reforma Agraria en las Asturias de Oviedo". Por otro lado, el IV Libro de Actas de Sesiones de la Corporación recoge, que, en la del 5 de Enero de  1852 (el texto comienza:"En la Villa de Avilés siendo el V -I -LII...") el alcalde Don Ramón María Solís del Valle levantó bruscamente la reunión en la que se le pedía que dimitiera ante el anuncio de que "un fenómeno maravilloso habrá de producirse antes de medianoche", y estampó por única vez bajo su firma algo que muchos interpretaron como garabato y que era realmente el signo de byah. Evidentemente, Don Ramón María, había creido que el séptimo sello estaba apunto de rasgarse. La desconcertante serie de indicios casi fehacientes de la presencia abbdish en Avilés es tan larga que  podría  ocupar,  sin  exageración,  un  grueso  volumen  de  papel  impreso.  Así  en  los  diferentes padrones de hidalguía que se conocen aparecen repetidamente nombres de personas tras los cuales una mano desconocida ha dibujado el símbolo de byah. Hemos comprobado que, en un 94 por 100 de  la  muestra  analizada,  dichos  nombres  pertenecen  a  hijos  primogénitos,  lo  que  parece  querer enraizar,  aunque  confusamente,  con  la  llegada  del  ángel  exterminador  a  Egipto.  Cual  sería  esta posible vinculación es dato que aún se nos escapa. En  cualquier  caso,  de  confirmarse  plenamente  nuestras  sospechas,  nos  veríamos  obligados  a reinterpretar  radicalmente  toda  la historia de  Avilés,  desde  sus  personajes  reales  hasta sus  mitos, tradiciones y leyendas. El  Castillo de Gauzón, cuya antigüedad sería mucho mayor que la que se supone generalmente, quizá fuera ese extraño zigurat u observatorio astronómico que San Agustín situaba en "el norte  de Hispania, a las orillas del Tenebroso Mar".  Rui-Pérez pudo haber sido en realidad  y  tal  como  indica  el  historiador  alemán  Rudolf  Von  Kübeck  (1798-1856),  el  aventurero francés Bernard d´Eloigné, reconocido miembro de la sociedad secreta de los Rosacruz, que viajó por  nuestro  país,  "comisionado  por  la  sucursal  española  de  los  francmasones,  la  cual  se  reunía mensualmente en alguna ciudad de la provincia vasca de Asturias (así en el original "Bernard und Zoroastro").  Incluso  la  presencia  de  capital  judío  en  el  64  por  100  de  las  medianas  y  grandes empresas  ubicadas  en  nuestra  comarca  cobra,  desde  esta  perspectiva,  un  nuevo  e  inquietante sentido.

 Biblografía Revista del Bollo por Manuel García Rubio. 1984

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