La Secta Caldea de los Abbdish
La aparcición de la versión en castellano de los documentos más notables presentados al "IX Congreso de Historia Antigua Europea nos ha acercado a un texto hasta ahora desconocido de Estrabón Apócrifo, sin título, en el que se recoge la leyenda de una ciudad llamada Villix, situada en el valle de Liébana, que hacia el siglo IV a.C. fue materialmente secuestrada a través de los aires por un gigantesco carro de fuego. El cronista dedica enteramente su obra a demostrar la falsedad de dicha leyenda, para lo cual sostiene que, en puridad, Villix había sido arrasada por los enemigos de una extraña secta secreta de la que nunca más se supo, pero incurriendo en una serie de errores tales, que llevan a pensar que Villix se hallaba, realmente, donde hoy se ubica nuestra ciudad. En un comentario al texto de Estrabón Apócrifo, el historiador francés Jean Dagüelou apunta la posibilidad de que la mencionada secta no fuera otra que la organización abbdish. De origen caldeo, la secta abbdish (probablemente la más antigua que se conoce) se ha extendido por todo el mundo asumiendo su filiación cainita. La tradición cuenta que cuando Caín mató a Abel, Yaveh fue por una sola vez tan débil que no pudo evitar derramar una lágrima. Esta lágrima cayo en un punto desconocido del planeta sobre el cual nacerá, el día del Apocalipsis, un gigantesco árbol o adharam por el que ascenderán hacia la salvación hacía la salvación los primeros 77.777 mortales. Los criptólogos afirman que la secta abbdish cree saber el lugar exacto del prodigio y que lo mantiene en secreto con el fín inconfesable de que sea su descendencia la que acceda al privilegio de la Paz Eterna. Para nosotros, lo importante ahora es que los abbdish fundamentan toda su filosofía ético-religiosa en el número mágico byah, cuyo grafismo consiste en dos cuñas cruzadas en forma de trenza y que equivale a la proporción existente entre el perímetro de un triángulo equilátero y la mitad de su altura, es decir, 5,15021. Jean Daguelou apunta inteligentemente que el número byah puede ser escrito igualmente: V -I - L - II - X por lo que su tesís de vinculación de la ciudad mencionada por Estrabón Apócrifo con los abbdish no parece nada descabellada. Lo que nos inquieta entonces es saber si Avilés tiene algo que ver con esta historia. La propia parominia de las palabras Avilés y Villix es un indicio de que ambas ciudades podrían tratarse de la misma. Ello nos ha llevado a cuatro años de intensas investigaciones, producto de las cuales son algunos de los inquietantes datos que a continuación daremos y que quieren confirmar la presencia en nuestra villa y desde hace al menos dos mil años de la secta caldea abbdish. No parece una casualidad que el número byah se repita insistentemente y a través de los tiempos en algunas de las proporciones y medidas de casi todas las edificaciones civiles y religiosas de Avilés, Así por ejemplo: • Es la capacidad, en metros cíbicos de la fuente en la que vierten los famosos caños de la Iglesia de San Francisco. • Es la longitud en metros, del lateral del palacio de Valdecarzana. • Igualmente, es la longitud de cada uno de los cinco módulos del que consta la fachada del palacio de Camposagrado (Siglo XVII) • Byah es exactamente la relación existente entre la longitud del edificio del Ayuntamiento y su altura, considerada hasta la base del frontispicio. • La prueba de que los abbdish han llegado hasta nuestros días puede encontrarse en el hecho de que 5,15021 sea, en metros, el tercio del diámetro interior de los gasómetros de ENSIDESA. Así las cosas, cobran sentido los siete signos que aparecen dispersos en el primer plano de Avilés (1486) obra del geógrafo, ingeniero y arquitecto judío Azrhim Kien, y que no son otra cosa que el símbolo de byah. Por cieto, que en el márgen inferior izquierdo de dicho plano aparece una misteriosa fórmula matemática cuyo significado aún no ha sido descifrado y que es, por estos días, objeto de comentarios en el VI Forum Internacional del Instituto Panamericano de Investigaciones Paracientíficas. Sin embargo, para nosotros existen dos datos incuestionables que certifican fehacientemente la vinculación de los abbdish con nuestra villa. por un lado, en el Fuero de Avilés puede leerse en acróstico, tomando la primera letra de cada una de las líneas octava a décimotercera, la palabra adhram, es decir, el nombre del árbol sagrado de la tradición cainita al que , por cierto, se refiere Jovellanos en un manuscrito inédito llamado "Informe sobre la Reforma Agraria en las Asturias de Oviedo". Por otro lado, el IV Libro de Actas de Sesiones de la Corporación recoge, que, en la del 5 de Enero de 1852 (el texto comienza:"En la Villa de Avilés siendo el V -I -LII...") el alcalde Don Ramón María Solís del Valle levantó bruscamente la reunión en la que se le pedía que dimitiera ante el anuncio de que "un fenómeno maravilloso habrá de producirse antes de medianoche", y estampó por única vez bajo su firma algo que muchos interpretaron como garabato y que era realmente el signo de byah. Evidentemente, Don Ramón María, había creido que el séptimo sello estaba apunto de rasgarse. La desconcertante serie de indicios casi fehacientes de la presencia abbdish en Avilés es tan larga que podría ocupar, sin exageración, un grueso volumen de papel impreso. Así en los diferentes padrones de hidalguía que se conocen aparecen repetidamente nombres de personas tras los cuales una mano desconocida ha dibujado el símbolo de byah. Hemos comprobado que, en un 94 por 100 de la muestra analizada, dichos nombres pertenecen a hijos primogénitos, lo que parece querer enraizar, aunque confusamente, con la llegada del ángel exterminador a Egipto. Cual sería esta posible vinculación es dato que aún se nos escapa. En cualquier caso, de confirmarse plenamente nuestras sospechas, nos veríamos obligados a reinterpretar radicalmente toda la historia de Avilés, desde sus personajes reales hasta sus mitos, tradiciones y leyendas. El Castillo de Gauzón, cuya antigüedad sería mucho mayor que la que se supone generalmente, quizá fuera ese extraño zigurat u observatorio astronómico que San Agustín situaba en "el norte de Hispania, a las orillas del Tenebroso Mar". Rui-Pérez pudo haber sido en realidad y tal como indica el historiador alemán Rudolf Von Kübeck (1798-1856), el aventurero francés Bernard d´Eloigné, reconocido miembro de la sociedad secreta de los Rosacruz, que viajó por nuestro país, "comisionado por la sucursal española de los francmasones, la cual se reunía mensualmente en alguna ciudad de la provincia vasca de Asturias (así en el original "Bernard und Zoroastro"). Incluso la presencia de capital judío en el 64 por 100 de las medianas y grandes empresas ubicadas en nuestra comarca cobra, desde esta perspectiva, un nuevo e inquietante sentido.
Biblografía Revista del Bollo por Manuel García Rubio. 1984
No hay comentarios:
Publicar un comentario