ENTAMU

El último año del siglo XIX, vio la llegada de mi abuela a la vida, en el humilde y pescador barrio de Sabugo; vio la llegada de mi abuelo, que con su familia mirandina, desembarcó en el puerto de Santander, trasladándose a la Calle Nueva de Avilés. Llegaron a bordo del barco Alfonso XIII, procedentes de Santa Clara (Cuba), él apenas tenía tres años, sus padres no habían ido a hacer la Habana, habían ido de criados de unos señores de Galiana, y regresaron con cuatro reales, con los que abrieron el bar Casa la Rubia.

Cuento todo esto, porque mi abuela, es una de las mayores responsables de mi interés por la historia de nuestra villa; Sus historias sobre cosas acontecidas en la villa, como el hambre que pasaba en los principios del siglo XX, el vampiro de la Magdalena, el bar que poseía mi bisabuela, la fabrica de baldosas de mi abuelo, etc., me hicieron empezar a investigar sobre nuestro pasado. No es que mi abuela fuera una gran contadora de historias, pero recuerdo que a mediados de los años 80, cuando la televisión programaba la serie Raíces, esa serie hizo que empezará a interesarme por mis antepasados, ¿quiénes eran? ¿cómo vivían? ¿de donde procedían?, ahí empezaron las preguntas a mi abuela, de sus respuestas salieron nombres como Gertrudis, Benita, el Sargento “Pates”, Pepe “El Cristo”, etc. Veinte años más tarde, me regalaron un libro: “Avilés Memoria Gráfica”, cientos de fotografías del Avilés de primeros del siglo veinte. En ese momento renació mi interés por nuestro pasado, pero no solamente por mis ancestros. Esas imágenes hicieron que retomará con fuerza la realización de mi árbol genealógico, pero también mi interés por lo que es toda la historia de nuestra, villa milenaria.

martes, 13 de febrero de 2018

SOBRE EL ANTIGUO PUENTE DE PIEDRA

En "Historia General de Avilés y su concejo" de David Arias García:

Hacia 1573 se empezo a discutir sobre la conveniencia de un nuevo puente. La financiación del mismo se hizo con una sisa sobre determinados articulos de consumo, con las cuales tambien se pagaria el nuevo cay o muelle. La obra se adjudico por subasta publica, en la cual Juan de Cerecedo (maestro que dirigía la obra de la Iglesia mayor de Oviedo) se ofrecio a realizarla por cuatro mil seiscientos ducados; pero siendo adjudicada al final a Rodrigo de las Alas por cuatro mil cien ducados, que sería procesado por no ser capaz de realizar la obra. Posteriormente se hizo cargo de la obra Diego de Santillana, que despues de contratar a los oficiales adecuados para su ejecución fue presupuestada en nueve mil setecientos siete ducados.
Las obras empezaron sobre 1584 pero no se obtuvo la financiación de la corona y hasta 1593 no se concluyo la obra.

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