ENTAMU

El último año del siglo XIX, vio la llegada de mi abuela a la vida, en el humilde y pescador barrio de Sabugo; vio la llegada de mi abuelo, que con su familia mirandina, desembarcó en el puerto de Santander, trasladándose a la Calle Nueva de Avilés. Llegaron a bordo del barco Alfonso XIII, procedentes de Santa Clara (Cuba), él apenas tenía tres años, sus padres no habían ido a hacer la Habana, habían ido de criados de unos señores de Galiana, y regresaron con cuatro reales, con los que abrieron el bar Casa la Rubia.

Cuento todo esto, porque mi abuela, es una de las mayores responsables de mi interés por la historia de nuestra villa; Sus historias sobre cosas acontecidas en la villa, como el hambre que pasaba en los principios del siglo XX, el vampiro de la Magdalena, el bar que poseía mi bisabuela, la fabrica de baldosas de mi abuelo, etc., me hicieron empezar a investigar sobre nuestro pasado. No es que mi abuela fuera una gran contadora de historias, pero recuerdo que a mediados de los años 80, cuando la televisión programaba la serie Raíces, esa serie hizo que empezará a interesarme por mis antepasados, ¿quiénes eran? ¿cómo vivían? ¿de donde procedían?, ahí empezaron las preguntas a mi abuela, de sus respuestas salieron nombres como Gertrudis, Benita, el Sargento “Pates”, Pepe “El Cristo”, etc. Veinte años más tarde, me regalaron un libro: “Avilés Memoria Gráfica”, cientos de fotografías del Avilés de primeros del siglo veinte. En ese momento renació mi interés por nuestro pasado, pero no solamente por mis ancestros. Esas imágenes hicieron que retomará con fuerza la realización de mi árbol genealógico, pero también mi interés por lo que es toda la historia de nuestra, villa milenaria.

miércoles, 7 de marzo de 2018

EN 1902 PROBLEMAS CON EL ALUMBRADO EN EL MUELLE Y MAS CRITICAS A LA CORPORACIÓN MUNICIPAL

Extraído de “El Noroeste” del 31 de Enero de 1902

El martes, a las diez de la noche, se dirigían al patache “Etelvina”, tres marineros del mismo, y efecto de la oscuridad de la noche tuvo uno de ellos, llamado Celestino Pérez, la desgracia de caer al agua por el hueco de una de las escalerillas de hierro que en el muelle existen.
Hasta la fecha, y a pesar de los trabajos que se vienen verificando por el personal de la Capitanía del puerto no ha sido encontrado el cadáver del infeliz marinero.
Desgracias como la anterior, tendrán que ocurrir muchas, ya la verdad que es providencial que no sucedan con más frecuencia, pues a ello contribuyen nuestras autoridades, con el punible abandono en que tienen este muelle.
“El Diario” al dar la noticia del accidente pone como comentario las siguientes líneas:
“Esta desgracia, así como otras caídas ocurridas por falta de luz en nuestro muelle, debe servir para proceder por quien corresponda a dotar de algunas lámparas eléctricas o de petróleo, nuestro muelle local.”
¿A que no se instalan esas luces?
Otra cosa fuera, si se tratara de dar banquetes a ministros y hacer favores a paniaguados.
Hace poco los obreros de la iglesia pidiendo trabajo, sin que hasta la presente hayan conseguido mas que promesas. Después un vecino de esta villa, señalando en un comunicado dirigido al “Progreso de Asturias” las deficiencias que aquí se notan en lo que a higiene se refiere. Otro día es “El Noroeste” quien se queja de las arbitrariedades cometidas en el plano de población en perjuicio del ornato público y… ¿ a que continuar?
Ya va siendo hora de que, por aquellos que tienen obligación de hacerlo, se atiendan las necesidades del concejo en general, dando de mano los intereses de una minoría insignificante, que hace caso omiso de los derechos de la mayoría de los contribuyentes.”

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