ENTAMU

El último año del siglo XIX, vio la llegada de mi abuela a la vida, en el humilde y pescador barrio de Sabugo; vio la llegada de mi abuelo, que con su familia mirandina, desembarcó en el puerto de Santander, trasladándose a la Calle Nueva de Avilés. Llegaron a bordo del barco Alfonso XIII, procedentes de Santa Clara (Cuba), él apenas tenía tres años, sus padres no habían ido a hacer la Habana, habían ido de criados de unos señores de Galiana, y regresaron con cuatro reales, con los que abrieron el bar Casa la Rubia.

Cuento todo esto, porque mi abuela, es una de las mayores responsables de mi interés por la historia de nuestra villa; Sus historias sobre cosas acontecidas en la villa, como el hambre que pasaba en los principios del siglo XX, el vampiro de la Magdalena, el bar que poseía mi bisabuela, la fabrica de baldosas de mi abuelo, etc., me hicieron empezar a investigar sobre nuestro pasado. No es que mi abuela fuera una gran contadora de historias, pero recuerdo que a mediados de los años 80, cuando la televisión programaba la serie Raíces, esa serie hizo que empezará a interesarme por mis antepasados, ¿quiénes eran? ¿cómo vivían? ¿de donde procedían?, ahí empezaron las preguntas a mi abuela, de sus respuestas salieron nombres como Gertrudis, Benita, el Sargento “Pates”, Pepe “El Cristo”, etc. Veinte años más tarde, me regalaron un libro: “Avilés Memoria Gráfica”, cientos de fotografías del Avilés de primeros del siglo veinte. En ese momento renació mi interés por nuestro pasado, pero no solamente por mis ancestros. Esas imágenes hicieron que retomará con fuerza la realización de mi árbol genealógico, pero también mi interés por lo que es toda la historia de nuestra, villa milenaria.

martes, 27 de febrero de 2018

LA HUELGONA DE ENSIDESA DE 1976 EN ASTURIAS SEMANAL

Los acontecimientos vividos días pasados, daban a entender que los conflictos no han hecho más que empezar en una de las empresas más importantes del país, nuestra entrañable y contaminadora ENSIDESA. Al paro iniciado por la factoría Oeste (Avilés) el pasado viernes dia 23 de Enero de 1976, la dirección de la Empresa Siderurgica respondió de forma contundente pero que, en realidad era esperada: la suspensión de empleo y sueldo durante 21 días de los productores que habían tomado parte en la huelga ilegal, y que fuentes extraoficiales cifraban en 9000, mientras que el servicio de información sindical hacía pública la nota de 5.200.
La reacción de los trabajadores a esta medida de la empresa tampoco se hizo esperar, y así, el domingo día 25, en que les fue comunicada la sanción, unos mil productores del turno de la mañana se reunieron en el tren de hojalata, de donde fueron desalojados por la fuerza pública. Al no conseguir su empeño, los afectados se congregaron, a primeras horas de la tarde,en las Iglesias avilesinas de Santo Tomás (Sabugo) y Santa Bárbara de Llaranes, en número cercano al medio millar en cada uno de los templos, con la intención de encerrarse en los mismos, en señal de protesta. La fuerza pública, que tuvo conocimiento en un principio de sólo uno de los encierros, el de Santo Tomás, se personó con media docena de jeeps en las inmediaciones de la citada iglesia, donde la policía municipal avilesina colaboró a "controlar" el tráfico. El acceso de personas al templo no fue impedido por la policía que se limitaba a permanecer expectante, dado que, por ser domingo, los trabajadores encerrados se mezclaban con el público que acudía a los oficios religiosos correspondientes, que se desarrollaron normalmente. No obstante, la presencia de curiosos en las cercanías del templo iba en aumento, por lo que, efectivos de la policía armada procedieron en diversos momentos a alejarles del lugar, labor dificultosa, dada la hora y la zona, muy habituales de la juventud avilesina, especialmente los días festivos. Alrededor de las siete de la tarde, parte de las fuerzas de orden público se retiraron quedandoun jeep de retén.

EN LLARANES
Mientras, en la iglesia de Santa Bárbara, otro grupo de productores sancionados celebraban una asamblea en la que, a mano alzada, ratificaron las peticiones a efectuar a la empresa, para la normalización de la producción. El levantamiento de sanciones, la garantía de que no se tomarán represalias, la readmisión de despedidos por causas de tipo "político-laboral", y la continuación de las negociaciones del convenio partiendo del mínimo negociado con la factoría ESTE (Veriña) pero con diferente estructura salarial.
Aprobados todos los puntos, los trabajadores se dispusieron a afrontar la "papeleta" de un encierro de varias horas, por lo que varios de ellos se encargaron de la búsqueda de los elementos necesarios (mantas, provisiones, café, cigarrillos), que se compraron con el dinero de una colecta espontánea entre los trabajadores encerrados. Al ir a recoger su automovil para hacer estas gestiones, uno de los productores, Higinio Álvarez, y un jurado, Lucio Feijoo, se encontraron con la desagradable sorpresa de que tenían rajadas las cubiertas de las ruedas de sus coches.
La asamblea continuaba mientras se hacía acopio de material, pasándose a aprobar, también a mano alzada y por unanimidad, las medidas complemetarias a adoptar en señal de protesta por la sanción, llegándose al acuerdo de que los hijos de los productores sancionados no acudieran a clase el lunes y que las mujeres "boicotearan" el comercio.
Sobre las ocho de la tarde se personó en el templo el párroco de Santa Bárbara, don José Espina, para decir a los sancionados que acababa de recibir un comunicado de la policía en el sentido de que desalojarían el templo si los productores no lo hacían voluntariamente. Los encerrados, tras considerar el nuevo cariz de los acontecimientos decidieron esperar a que la policía consiguiera los permisos oportunos. Finalmente, ante la presencia de las fuerzas de orden público, abandonaron la iglesia alrededor de las diez de la noche, y así finalizaria el domingo.

EL LUNES
Tras estos acontecimientos er de esperar un lunes también "cálido", y efectivamente, así fue. En la mañana del lunes, los productores sancionados trataron de celebrar una asamblea en los locales de la Casa Sindical Avilesina, pero les fue impedido por lo que, una vez más, se encaminaron a la iglesia de Santo Tomás (Sabugo), donde fueron disueltos por elementos antidisturbios de la policía armada. trataron entonces de intentar de nuevo penetrar en la Casa Sindical, pero les fue impedido otra vez, registrándose además una amenaza anónima de bomba, que resultó se falsa. Tras varias carreras por las calles avilesinas, los productores, muchos de los cuales llevaban consigo a sus hijos pequeños, se disolvieron.
En resumen, que la factoria de Ensidesa se encuentra prácticamente parada, funcionando tan sólo los equipos de manteniento, en evitación de averías catastróficas.

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