ENTAMU

El último año del siglo XIX, vio la llegada de mi abuela a la vida, en el humilde y pescador barrio de Sabugo; vio la llegada de mi abuelo, que con su familia mirandina, desembarcó en el puerto de Santander, trasladándose a la Calle Nueva de Avilés. Llegaron a bordo del barco Alfonso XIII, procedentes de Santa Clara (Cuba), él apenas tenía tres años, sus padres no habían ido a hacer la Habana, habían ido de criados de unos señores de Galiana, y regresaron con cuatro reales, con los que abrieron el bar Casa la Rubia.

Cuento todo esto, porque mi abuela, es una de las mayores responsables de mi interés por la historia de nuestra villa; Sus historias sobre cosas acontecidas en la villa, como el hambre que pasaba en los principios del siglo XX, el vampiro de la Magdalena, el bar que poseía mi bisabuela, la fabrica de baldosas de mi abuelo, etc., me hicieron empezar a investigar sobre nuestro pasado. No es que mi abuela fuera una gran contadora de historias, pero recuerdo que a mediados de los años 80, cuando la televisión programaba la serie Raíces, esa serie hizo que empezará a interesarme por mis antepasados, ¿quiénes eran? ¿cómo vivían? ¿de donde procedían?, ahí empezaron las preguntas a mi abuela, de sus respuestas salieron nombres como Gertrudis, Benita, el Sargento “Pates”, Pepe “El Cristo”, etc. Veinte años más tarde, me regalaron un libro: “Avilés Memoria Gráfica”, cientos de fotografías del Avilés de primeros del siglo veinte. En ese momento renació mi interés por nuestro pasado, pero no solamente por mis ancestros. Esas imágenes hicieron que retomará con fuerza la realización de mi árbol genealógico, pero también mi interés por lo que es toda la historia de nuestra, villa milenaria.

sábado, 13 de enero de 2018

SOCORRO A LA INDIGENCIA EN 1868

Publicaba "El Agente de Avilés" el 20 de septiembre de 1868:
"Hace tiempo que, como por toda Asturias, pululan por esta caritativa villa, y quizás detenidos por la caridad que aquí encuentran una porción de familias de Castilla. Nos place verles por aquí, uno y otro día, sin que al parecer piensen en dejarnos, porque es una prueba evidente de que encuentran la caridad suficiente para vivr, pero nos duele verles ampararse en el tinglado del matadero, del soportal de la cárcel y otros, tenderse sobre las piedras, sin otro abrigo que sus miserables ropas y calentarse uno, contra otro, hombres, mujeres y niños, en estas noches que ya empiezan a ser frias. ¿No se puede evitar esto siquiera por decencia? Creemos que sí, porque Avilés cuenta con dos conventos, en los que debe haber algunas habitaciones en que recogerles con la debida separación, y donde no estarían tan a la intemperie, pero si así no fuese, el hospital, y hasta las habitaciones bajas de la cárcel, que se ven vacias, pudieran ofrecerles el abrigo que les falta donde se guarecen hoy; pero otra cosa más haríamos si fuésemos autoridad; nos informaríamos si es cierto que muchos buenos y robustos mozos que hay entre ellos son admitidos en las obras del ferrocarril, donde tenemos entendido faltan brazos; gestionaríamos hasta conseguir su admisión, y si, como se nos ha asegurado, no están algunos de allí porque no quieren trabajar, le echaríamos del pueblo con una recomiiendacioncita a quien correspondiese, porque es muy triste que estén robando la limosna a los que, tanto forasteros como del país, que también los hay, y muchos, que no pueden trabajar y están en la miseria. Creemos que se nos atenderá en cosa tan justa como humanitaria y desde luego damos las gracias anuestras autoridades a nombre de estos pobres emigrados."

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