ENTAMU

El último año del siglo XIX, vio la llegada de mi abuela a la vida, en el humilde y pescador barrio de Sabugo; vio la llegada de mi abuelo, que con su familia mirandina, desembarcó en el puerto de Santander, trasladándose a la Calle Nueva de Avilés. Llegaron a bordo del barco Alfonso XIII, procedentes de Santa Clara (Cuba), él apenas tenía tres años, sus padres no habían ido a hacer la Habana, habían ido de criados de unos señores de Galiana, y regresaron con cuatro reales, con los que abrieron el bar Casa la Rubia.

Cuento todo esto, porque mi abuela, es una de las mayores responsables de mi interés por la historia de nuestra villa; Sus historias sobre cosas acontecidas en la villa, como el hambre que pasaba en los principios del siglo XX, el vampiro de la Magdalena, el bar que poseía mi bisabuela, la fabrica de baldosas de mi abuelo, etc., me hicieron empezar a investigar sobre nuestro pasado. No es que mi abuela fuera una gran contadora de historias, pero recuerdo que a mediados de los años 80, cuando la televisión programaba la serie Raíces, esa serie hizo que empezará a interesarme por mis antepasados, ¿quiénes eran? ¿cómo vivían? ¿de donde procedían?, ahí empezaron las preguntas a mi abuela, de sus respuestas salieron nombres como Gertrudis, Benita, el Sargento “Pates”, Pepe “El Cristo”, etc. Veinte años más tarde, me regalaron un libro: “Avilés Memoria Gráfica”, cientos de fotografías del Avilés de primeros del siglo veinte. En ese momento renació mi interés por nuestro pasado, pero no solamente por mis ancestros. Esas imágenes hicieron que retomará con fuerza la realización de mi árbol genealógico, pero también mi interés por lo que es toda la historia de nuestra, villa milenaria.

domingo, 4 de marzo de 2018

REVUELTA POR EL HAMBRE EN EL AVILES DE 1847

En el libro de Julian García San Miguel “Avilés Noticias Historicas”

“La miseria por falta de cosecha y de trabajo la afligió el año de 1847, haciéndose sentir por modo lamentable en la clase jornalera, cual aconteciera en 1824 y en otras épocas anteriores, ocasionando motines y desordenes que apaciguó con tino la corporación municipal. Peno no sucedió lo mismo el día 27 de Mayo del indicado año; entonces el motín tomó caracteres alarmantes con ocasión de exportar trigo para fuera de la provincia.
Las autoridades locales previeran el conflicto y para evitarlo llegara el día anterior el jefe político con 200 soldados de infantería y una escolta de caballería, tomando las medidas necesarias a fin de que no ocurriera ningún desmán y se respetara la libertad comercial.
Amaneció el infausto día 27, y apenas comenzaron los preparativos para el embarco del grano, el pueblo enfurecido apedreo la casa del consignatario hasta no dejar cristal sano, sin que la tropa hiciera nada para evitarlo. Se dió entonces orden para que formara delante de ella, con lo que ceso la pedrea; pero alentado el populacho con la impunidad, rasgo con navajas y cuchillos los sacos de trigo que en carros se transportaban al barco, sin atender las exhortaciones de las autoridades que les aconsejaban prudencia y respeto a la propiedad. Nunca se pudo averiguar como sin preceder las intimidaciones de ordenanza se ordeno a los soldados hacer fuego en el momento en que el muelle estaba ocupado por multitud de niños y mujeres que recogían el grano esparcido en el suelo, mientras los hombres proseguían su insana y destructora labor.
¡Horrible escena aquella! Seis muertos y algunos heridos yacían tendidos por consecuencia de las primeras descargas que pusieron fin a tan lamentable jornada, convirtiendo el embarcadero en campo de desolación, cuyo recuerdo dejó en los anales de la tranquila villa desconsoladora página de dolor.”

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