ENTAMU

El último año del siglo XIX, vio la llegada de mi abuela a la vida, en el humilde y pescador barrio de Sabugo; vio la llegada de mi abuelo, que con su familia mirandina, desembarcó en el puerto de Santander, trasladándose a la Calle Nueva de Avilés. Llegaron a bordo del barco Alfonso XIII, procedentes de Santa Clara (Cuba), él apenas tenía tres años, sus padres no habían ido a hacer la Habana, habían ido de criados de unos señores de Galiana, y regresaron con cuatro reales, con los que abrieron el bar Casa la Rubia.

Cuento todo esto, porque mi abuela, es una de las mayores responsables de mi interés por la historia de nuestra villa; Sus historias sobre cosas acontecidas en la villa, como el hambre que pasaba en los principios del siglo XX, el vampiro de la Magdalena, el bar que poseía mi bisabuela, la fabrica de baldosas de mi abuelo, etc., me hicieron empezar a investigar sobre nuestro pasado. No es que mi abuela fuera una gran contadora de historias, pero recuerdo que a mediados de los años 80, cuando la televisión programaba la serie Raíces, esa serie hizo que empezará a interesarme por mis antepasados, ¿quiénes eran? ¿cómo vivían? ¿de donde procedían?, ahí empezaron las preguntas a mi abuela, de sus respuestas salieron nombres como Gertrudis, Benita, el Sargento “Pates”, Pepe “El Cristo”, etc. Veinte años más tarde, me regalaron un libro: “Avilés Memoria Gráfica”, cientos de fotografías del Avilés de primeros del siglo veinte. En ese momento renació mi interés por nuestro pasado, pero no solamente por mis ancestros. Esas imágenes hicieron que retomará con fuerza la realización de mi árbol genealógico, pero también mi interés por lo que es toda la historia de nuestra, villa milenaria.

jueves, 8 de marzo de 2018

DEMOLICION DE LA TORRE Y DE LAS MURALLAS DE AVILES

En sesión celebrada el 26 de Abril de 1820, siendo alcalde de Avilés Don Antonio Corona Valdés, se pidió al gobernador autorización para demoler las murallas de la villa, la Torre del reloj y el Torreón de San Juan de Nieva, en la barra de Avilés, de los que eran propietarios perpetuos los descendientes de Don Martín Menéndez de Avilés, cuarto poseedor del título de adelantado de la Florida, por Real cédula de 24 de Abril de 1641, confirmada en la familia el año de 1644.
La histórica Torre del reloj, compuesta de cinco puertas, que flanqueaba una de las puertas de la población, y que en distintas ocasiones había servido de prisión a los reos políticos, fue destruida, conforme a los solicitados, como descendiente y heredera de Don Gabriel Menéndez de Avilés.
El reloj había sido puesto por el municipio el año 1715, previa autorización de Doña María Catalina Menéndez de Avilés, poseedora del señorío y de los Mayorazgos de la Casa de Avilés.
Alrededor de la campana del reloj se leía la siguiente inscripción: "Gilguero soy, que a la jaula subo sin temor y miedo y creo que mi voz dará cumplimiento al pueblo".
Con los materiales de la torre y de las murallas se construyó la actual carcel, y algunos años despues, se colocaban sobre la majestuosa casa municipal el elegante ático donde luce su esfera el reloj, y se construía la torre trasera en donde se hallan enjauladas las campanas, obra que ha sido donada por Don Benito Maqua, a condición de recibir del municipio una paja permanente de agua para su casa de la Calle de la Camara.

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